Unidad III: EL LENGUAJE Y LA
VERDAD: SEMÁNTICA
A)
Semántica
Es el estudio del
significado del lenguaje en relación con el mundo. Cómo las palabras se
refieren a las cosas, a la realidad. Cómo se relacionan los signos con la realidad.
Que hace que un signo tenga un significado y no otro. Como reconocer un
significado.
B)
Elementos
semánticos:
#
La palabra o símbolo: Tiene un designado o un significado y
hace alusión a un referente. Ej.: PERRO.
#
El significado: Expresan una cantidad de notas
características que suelen estar en el diccionario y tienen una referencia o un
referente. Ej: Animal cuadrúpedo
ladrante.
#
El referente: Es el objeto de la realidad concreta
que satisface el significado o designado. El referente no es ni ficcional ni
imaginario. Ej: Tati y Sol
C)
Problemas
semánticos:
Caso I: La vela
Existe la palabra “vela” existe su definición o significado
y existe concretamente. Sin embargo la palabra vela puede tener significados diversos.
1-Cilindro o prisma de
cera u otra materia grasa, atravesado longitudinalmente por un cordón que puede
encenderse y dar luz.
2-Conjunto o unión de
paños o piezas de lona o lienzo fuerte, que se amarran a un mástil para recibir
el viento que mueve a las naves.
Una palabra ambigua o
polisémica se refiere a dos realidades totalmente diversas. Estas palabras son
llamadas equivocas ya que la misma palabra tiene dos definiciones totalmente
distintas. Así cuando decimos gato podemos referirnos a: El animal, el criquet
mecánico para levantar vehículos, el baile tradicional folklórico argentino, a
ciertas pelucas o a determinadas personas. En todos estos ejemplos la palabra
es la misma (equ i= igual + voce =
voz/palabra) pero tienen significados totalmente distintos.
Caso II:
En este caso surge el
problema de que existe un significado, existe un referente pero no existe la
palabra.
Neologismo metrosexual La American Dialect Society
de Boston otorga un premio al neologismo más destacado del año. En el 2003
resulto elegida la palabra metrosexual, la nueva categoría sociológica creada
por él periodista británico Mark Simpson. El jurado valoro no sólo que metroxesual había aparecido cientos de
veces en artículo de prensas y programa de televisión a lo largo del 2003,
también que el concepto venia a cumplir la función ideal de todo neologismo: no
inventar, sino nombrar a lo que ya estaba allí. Porque el metrosexual existe y
está en todas partes.
“Es un hombre joven,
con dinero, vive en una metrópolis o la tiene a su inmediato alcance.
Únicamente allí encuentra las mejore tiendas, clubes, gimnasios y peluquerías
que le gustan. Puede ser heterosexual, bisexual u oficialmente gay, pero esto
es poco relevante. Se ha tomado a si mismo como su propio objeto de atención y
placer e incluso como su principal preferencia sexual.” Escribió Simpson en su
artículo revelación, Meet the
Metrosexual.
Caso III: El centauro,
sin referente
Existe la palabra centauro, existe una definición o
significado, pero no existe concretamente un referente. No hay una cosa concreta
en donde se verifique el significado. No obstante la mente humana puede
componer la idea de centauro a partir de referentes concretos: Por un lado hombre que existe concreta y
referencialmente y por el otro lado caballo que también existe concreta y referencialmente.
La solución a los
problemas de la semántica estará en las definiciones informativas y
estipulativas.
D) El
problema de la verdad.
“¿Qué
es la verdad?”, le preguntó irónicamente
a Jesús de Nazaret el escéptico procurador romano Poncio Pilato. Y esta
pregunta la viene repitiendo el hombre desde la época de los presocráticos,
cuando se asombra ante las maravillas del cosmos, hasta el momento actual en
que sigue asombrándose de las cosas nuevas que ese mismo cosmos le revela. La
reflexión le convence a cada uno de que conoce por medio de los sentidos
(puesto que ve, siente, oye, huele y gusta) y de que conoce también por medio
de la inteligencia, puesto que advierte en sí mismo la elaboración del
pensamiento, irreductible a cualquier actividad sensorial. No es un problema
por consiguiente, la existencia del conocimiento humano, sensorial e
intelectual; lo que sí fue siempre un problema, y lo sigue siendo aún, es el valor objetivo del conocimiento humano.
La formulación de juicios ocupa gran parte de nuestra actividad consciente;
pero ¿reflejan siempre nuestros juicios la realidad objetiva? En otras palabras
¿son siempre verdaderos nuestros juicios? Y si no siempre lo son ¿Cómo sabremos
cuando lo son y cuando no lo son?
El
problema de la verdad es acuciante, es torturante, si se lo afronta con
valentía: afecta a la razón íntima de la existencia humana. Si no es verdad que
existe Dios, ¿qué sentido tiene la fe religiosa y la angustia acerca del más
allá? Si no es verdad que existe una ley moral eterna ¿para qué preocuparse por
los conflictos de conciencia? Si no es verdad que hay actos buenos y malos
desde el punto de vista ético, ¿por qué nos juzgamos buenos o malos? ¿Por qué
admitimos la justicia del premio y del castigo? Si no hay verdad en los juicios
humanos, ¿con qué derecho censuramos el error de algunas doctrinas sociales,
económicas o científicas?
Es
imposible no tomar posiciones respecto de la verdad; es imposible no partir de
alguna noción de “verdad”, porque ¿quién duda de que es verdad que en estos
momentos estamos reflexionando acerca de la verdad?
La
Filosofía está haciendo referencia constantemente a la verdad. Ya en los
preámbulos de la Metafísica está la pregunta por la verdad del ser. Y cuando se
habla del valor objetivo del concepto de “sustancia”, o del valor objetivo del
principio de “casualidad”, se intenta demostrar que es verdad que hay
sustancias en el mundo, que es verdad que hay seres que son causas de otros
seres, que son causas de fenómenos que se verifican en los distintos planos de
la realidad cósmica.
Escépticos
y agnósticos, idealistas y realistas, intelectualistas, intuicionistas e
inmanentistas, todos se preocupan por la verdad y toman posiciones frente a
ella. No parece exagerado afirmar que muchos malentendidos en Metafísica y en
Lógica nacen del hecho de no poseer ideas claras acerca de la verdad. “Si mi
noción de «verdad» no coincide con su noción de
«verdad», no podemos entendernos; y usted no tiene derecho a afirmar que
no estoy en la verdad, como yo tampoco tengo derecho a pensar que usted no está
en la verdad”. Así tendría que hablarle un filósofo a otro filósofo cuando
pretenden entablar una discusión sin ponerse de acuerdo acerca de una noción
común de “verdad”.
E) Clases
de verdad.
El
termino verdad tiene tres acepciones, pero en las tres significa una relación y hay, por consiguiente, en
ella una referencia esencial a un referente
y a un relato. Esta relación binaria
es de conformidad. Las tres
acepciones se distinguen precisamente por sus respectivos referentes y relatos.
1) Verdad ontológica: es la relación de adecuación que
tienen las cosas con el entendimiento (Divino o humano). Todo ser es verdadero
ontológicamente, porque todo ser es lo que es. Lo que es, es verdadero; la
verdad es una de las propiedades trascendentales del ser, es decir, algo
inherente al ser, algo que no puede faltarle. El más insignificante polvillo
atmosférico es verdadero ontológicamente porque es algo, es ser.
Cada
cosa, cada realidad del mundo corpóreo e incorpóreo tiene un modo de ser que la
especifica; esa realidad puede ser reconocida por nuestra inteligencia y en ese
sentido se llama verdadera, en cuanto que siendo algo puede ser atrapada por el
acto de conocimiento espiritual.
2) Verdad lógica: Consiste en la adecuación de
nuestro entendimiento con las cosas. Cuando nuestro pensamiento refleja lo que
las cosas son o hacen, tenemos verdad lógica. Si digo "Juan está
sentado" y efectivamente es así, hay verdad lógica; si digo "la nieve
es negra" hay falsedad, porque no es así en la realidad. Nuestro
pensamiento debe reflejar fielmente el comportamiento objetivo de las cosas
para que haya verdad; si no, hay falsedad.
3) Verdad moral: Es la conformidad del lenguaje
(lo que expresamos a los demás) con el pensamiento. Si digo: "ayer hizo
mucho calor", pensando que realmente fue así, formulo una verdad moral,
aunque de hecho no haya sido un día caluroso. El mismo juicio, en cambio,
formulado con el pensamiento y la convicción de que no fue así, es una falsedad
moral. Es lo que llamamos la mentira.
F) El
relativismo de la verdad.
El relativismo es
el concepto que sostiene que los puntos de vista no tienen verdad ni validez
universal, sino sólo una validez subjetiva y relativa a los diferentes marcos
de referencia. En general, las discusiones sobre el relativismo se centran en
cuestiones concretas; así, el relativismo gnoseológico considera que no hay
verdad objetiva.
Relativismo cognitivo es todo sistema de pensamiento que afirma que no
existen verdades universalmente válidas, ya que toda
afirmación depende de condiciones o contextos de la persona o grupo que la
afirma. Como pensamiento, movimiento o propuesta sobre el conocimiento humano viene estudiado dentro de la Epistemología o Filosofía del conocimiento. Cuando se afirma que el conocimiento
cierto es relativo a condiciones propias del sujeto (intereses personales,
creencias previas, estado ánimo,...) entonces se suele hablar de Subjetivismo, y
a veces recibe un tratamiento independiente.
El Relativismo es conceptualmente cercano al escepticismo, aunque éste llega más lejos: no sólo
es imposible establecer verdades absolutas, sino que no se puede llegar a
conocer certeramente ninguna verdad.
Las primeras afirmaciones del Relativismo se inician en Grecia con los
sofistas, siendo el más famoso Protágoras de Abdera con su expresión: "el hombre es la medida de todas las cosas".
El Relativismo cognitivo es el que centra sus argumentos en la
incapacidad del conocimiento humano para establecer verdades universalmente
válidas. Cada afirmación es dependiente (relativa) a un contexto o estructura
que la condiciona. El relativismo es una idea que ha existido desde la
antigüedad. Los sofistas del siglo V a.C. fueron los primeros en aportar la
idea del subjetivismo. Este subjetivismo suponía que cada individuo y cultura
debería vivir según sus propias convicciones. Actualmente esta filosofía ha
permeado e invadido el posmodernismo,
que equipara creencias y se abstiene de criticarlas por considerar que no
existe una base objetiva en la que basar dicha crítica.
El relativismo cognitivo sostiene que no existen verdades absolutas y
asegura que cada persona tiene diferentes perspectivas. Es frecuente que los
defensores de este relativismo razonen que, puesto que cada quien "tiene
su verdad".
G) Refutaciones
al relativismo
A) Toda la verdad es relativa:
a.
Si toda la verdad es
relativa, entonces la declaración “Toda la verdad es relativa” sería
absolutamente verdadero. Si es absolutamente verdadero, entonces, no todas las
cosas son relativas y la declaración de que “Toda la verdad es relativa” es
falsa.
H) No existen verdades absolutas:
a.
La declaración “No existen
verdades absolutas” es una declaración absoluta la cual está supuesta a ser
verdad. Por lo tanto, es una verdad absoluta y “No existen verdades absolutas”
es falsa.
b.
Si no existen verdades
absolutas, entonces, Usted no puede creer en absolutamente nada, incluyendo el
hecho de que no existen verdades absolutas. Por lo tanto, nada podría realmente
verdad para Usted: incluyendo el relativismo.
I)
“Lo que es verdadero para
usted no lo es para mí”:
a.
Si lo que es verdad para mí
es que el relativismo es falso, entonces, ¿es verdad que el relativismo es
falso?
i.
Si Usted dice no, entonces,
lo que es verdad para mí no es verdad y el relativismo es falso.
ii.
Si Usted dice sí, entonces,
el relativismo es falso.
b.
Si Usted dice que es verdad
que el relativismo sólo es falso para mí, entonces:
i.
Estoy creyendo algo
diferente al relativismo; a saber, que el relativismo es falso. Si es
verdadero, entonces, ¿cómo puede ser el relativismo verdadero?
ii.
¿Estoy creyendo una premisa
que es verdadera, falsa o ninguna?
1.
Si para mí es verdad que el
relativismo es falso, entonces el relativismo (dentro de mí) sostiene la
posición de que el relativismo es falso. Esto es contradictorio.
2.
Si para mí es falso que el
relativismo es falso, entonces, el relativismo no es verdad porque lo que para
mí es verdad no se dice que es verdad para mí.
3.
Si Usted que ni es verdadero
ni falso, entonces, el relativismo no es verdad ya que declara que todos los
puntos de vista son igualmente válidos; y no por ser, al menos, cierto, se
demuestra que el relativismo es incorrecto.
c.
Si creo que el relativismo
es falso, y que es cierto que es falso sólo para mí, entonces, Usted
debe admitir que es absolutamente verdadero que yo creo que el relativismo es
falso.
i.
Si Usted admite que es
absolutamente cierto que creo que el relativismo es falso, entonces, el
relativismo es derrotado ya que Usted admite que algo es absolutamente
verdadero.
d.
Si estoy creyendo en algo
diferente a que el relativismo es verdadero, entonces, hay algo diferente al
relativismo que es verdad; aún si esto sea solamente para mí.
i.
Si existe algo diferente a
que el relativismo es verdad, entonces, el relativismo es falso.
J)
Nadie puede saber algo con
seguridad
1.
Si esto es verdad, entonces,
podemos saber que no podemos saber algo con seguridad, lo cual es
contraproducente.
h.
Estados
del espíritu frente a la verdad
La
inteligencia no siempre se encuentra en un estado de total seguridad con
respecto a los juicios que formula. Puede prestar a ellos mayor o menor
asentimiento y así tenemos:
a)
El
error: Contrario a la verdad, el error se da cuando no hay adecuación
entre nuestros juicios y el comportamiento real de los seres; nos referimos al
error o falsedad lógicos, ya que según vimos no existe la falsedad ontológica.
Hay
causas del error: Causas psicológicas (deficiencias en los órganos de
percepción; los sentimientos y pasiones; la falta de atención, etc.), causas
lógicas (la ignorancia de otras cuestiones vinculadas a la que atañe a un
juicio; la falta de distinción en los términos con los que argumentamos, etc.),
causas morales (la soberbia; la pereza, etc.)
b)
La
ignorancia: Es la privación de un conocimiento debido. Así, si
nosotros, que estudiamos filosofía, desconociésemos qué es el juicio, seríamos
ignorantes, porque dado el nivel alcanzado en estos estudios se impone que
sepamos esa verdad.
En
toda sociedad moderna, hay una serie de conocimientos elementales y básicos que
ningún hombre debe dejar de poseer, pues son requisitos indispensables para
vivir como hombres. Aquel que no posee conocimientos de este tipo es en
absoluto un ignorante.
Además,
en cuanto profesionales que somos, ya que todos ocupamos un lugar en la
sociedad, donde nos dedicamos a una actividad preferentemente con exclusión de
las demás, seremos ignorantes también (parcialmente) en la medida que
desconozcamos las cosas que debemos saber según nuestra ocupación. Así, un músico
que no supiera lo que es la clave de sol; un matemático que no supiera sacar
una raíz cuadrada, serían todos ellos ignorantes.
Dada
la limitación de nuestra capacidad cognoscitiva, no podemos ser llamados
ignorantes por desconocer una verdad cualquiera. Así, si a uno de nosotros se
nos pregunta sobre los últimos descubrimientos de la física nuclear, ninguno
sabríamos responder nada y sin embargo no por ello seríamos ignorantes. Sin ir
tan lejos, ni siquiera cuestiones especiales de la profesión que nos ocupa
estamos todos en condiciones de responder.
El
error se da cuando nuestro juicio no expresa lo que hay en la realidad. La
ignorancia, en cambio, no supone juicio alguno; es una ausencia de juicio sobre
un contenido determinado.
c)
La
duda: Es la suspensión de toda afirmación entre dos juicios
antagónicos. Ante dos verdades que aparecen a la inteligencia contrapuestas
entre sí, ésta vacila entre ambas sin saber por cuál decidirse, constituyendo
el estado de duda.
Distinguimos
dos clases de duda: a) Negativa: cuando entre dos (o más) verdades contra
puestas, la inteligencia no encuentra razones para apoyar a una ni a otra; no
se tiene argumentos ni a favor ni en contra. b) Positiva: cuando se tiene
razones o argumentos tan buenos o convincentes para una parte como la otra de
los términos entre los cuales se fluctúa.
d)
La opinión:
Es la aceptación de una entre varias afirmaciones contrapuestas, pero no con
firmeza total, sino débil y fundada en razones subjetivas. Se distingue la
opinión de la duda en que aquí la mente no queda fluctuando entre verdades
contrapuestas, sino que se decide por una de ellas. En el que opina hay
conciencia que sus razones no son suficientes como para dar un juicio
indiscutiblemente cierto. La opinión es un “me parece”, “creo”, “opino”; son
actos de creencia. Claro que la creencia, cuando se funda en una autoridad
indiscutible, deja de ser motivo de juicios opinativos para darnos absoluta
certeza con fundamento en la evidencia extrínseca
e) La certeza: se define como el asentimiento
firme fundado en la evidencia. Es aquel estado del espíritu por el cual nos
sentimos seguros en la posesión de la verdad y sin ningún temor de errar. No
debemos confundirla con la evidencia, que es la imposición absoluta que realiza
un objeto verdadero de su verdad, y que es el motivo que funda la certeza.
Certeza
es entonces el estado de seguridad del espíritu de estar en lo cierto;
evidencia, la causa de la certeza; estamos ciertos de algo porque ese algo es
evidente.
i.
Los juegos del lenguaje de
Wittgenstein
"Imaginar un lenguaje significa
imaginar una forma de vida"
(Wittgenstein, 1988: §19)
(Wittgenstein, 1988: §19)
Nos concentramos en lo expuesto en lo que se conoce como el
segundo Wittgenstein. Su obra Investigaciones Filosóficas
(IF), publicada en 1952, se preocupa de los usos cotidianos del lenguaje, ya no
lo mira como un lenguaje lleno de traicioneras galerías que sólo pierden a
quienes buscan comprender significados correctos o una lógica que
los estructure. Aquí nos enfrentamos a la pregunta por el uso, más que por el
significado.
Lo que tradicionalmente llamamos realidad y nuestra noción de
lenguaje, en este segundo Wittgenstein se configuran como una sola cosa. Son
entonces las prácticas humanas las que configuran la realidad a partir de que
son lenguaje, es ese espacio de identificación donde existiría el significado y
ya no como en el Tractatus que busca una esencia en el concepto que
da nombre a las cosas, que los etiqueta en base a su significado. Los
usos son los significados en esta segunda etapa del autor. El momento en que se
dota de significado a una palabra, es su contexto inmediato, allí se produce,
la palabra significa según "su uso en el lenguaje".
De ahí que W. explique además que el significado de un nombre se explica
algunas veces señalando a su portador" (Wittgenstein, 1988: § 43).
La construcción del
significado, incorpora una sutil pero sustancial diferencia entre el
significado y quien da ese significado. Este último no es portador del significado,
sólo forma parte del contexto de uso de la palabra, vale decir, el contexto es
el que da significado y habrá infinitos contextos así como infinitos usos.
Podría ampliarse esto diciendo que puede haber tantos contextos como hablantes.
La necesidad del contexto hace que cada palabra tenga sentido
según el que se le relaciona, o sea según ciertas reglas que se dan en una
única ocasión. De allí que tales procesos hacen
necesario entender en principio la noción de juegos de
lenguajes.
Trataremos en esta primera parte, una relación lo más clara y
simple posible, basado en las lecturas de las Investigaciones Filosóficas,
intentando explicar la relación entre juegos de lenguaje y formas de vida.
Entendemos que en este tránsito se nos abren más bien preguntas y
cuestionamientos a nuestra propia comprensión, debido a lo inicial de estas
lecturas y lo exploratorio de nuestra reflexión.
En los primeros parágrafos de
Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein anuncia el uso que realizará de esta
noción de JUEGOS. El uso que explica como el albañil
trabaja junto a su ayudante es un símil del aprendizaje de
la lengua materna en
los niños,
mediante el cual se nombra y se identifica una serie de acciones en torno a
tal nombramiento, se coordina con una muestra de
lo que se nombra y supone una acción que
complementa al ayudante con el albañil. De tal manera Wittgenstein usa los
juegos de lenguaje como el "todo formado por el lenguaje y las acciones
con las que está entretejido". (Wittgenstein, 1988: § 7).
Por ello podrían imaginarse múltiples lenguajes. Como aquellos de órdenes
y partes de batalla, preguntas y expresiones de afirmación y negación o
infinitos otros, señala Wittgenstein. De tales ideas es que propone que un
lenguaje es una forma de vida, tiene implicancias múltiples y es para cada
ocasión distinta, como cada vez que transitamos por las calles de una ciudad la
visitamos de nuevo. Wittgenstein incluso se pregunta con cuantas calles podría
decirse que se forma una ciudad. Lo cierto es que no se podrían reconocer límites.
Son "innumerables géneros diferentes de empleo de
todo lo que llamamos «signos»,
«palabras», «oraciones». Y esta multiplicidad no es algo fijo, dado de una vez
por todas, sino que nuevos tipos de lenguaje, nuevos juegos de lenguaje, como
podemos decir, nacen y otros envejecen y se olvidan". (ibid., § 23). Tal
multiplicidad la muestra por ejemplo en su propio caso, aludiendo al autor del
Tractatus lógico-philosophicus, como uno de múltiples lógicos que han ocupado
palabras y oraciones sobre la estructura del
lenguaje.
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